Al igual que el sol, que cada día desaparece para renacer a la mañana siguiente, el hombre muere para despertar a una nueva vida. Pero ese renacimiento no está exento de peligros...
Uno de los documentos más valiosos para conocer la religiosidad de los antiguos egipcios es el Libro de los muertos. Se trata de una colección de breves textos relacionados con la muerte, de la que se han hallado numerosos ejemplares en los sepulcros antiguos. Titulado en realidad Libro para salir a la luz del día, su contenido es muy variado. Lo que le da coherencia es el afán de cubrir las distintas etapas por las que se creía que pasaba toda persona después de su fallecimiento. Así, en primer lugar se encuentran las plegarias recitadas durante la ceremonia de sepultura por los familiares y allegados. Luego se transcriben las fórmulas de exorcismo y sortilegio que el difunto, después de salir de la momia como si ésta fuera una crisálida, debía pronunciar al entrar en el Más Allá, para superar los diversos obstáculos que le salen al paso o responder a guardianes de las puertas que debía atravesar. Igualmente, se ofrecía una descripción poética de la vida de ultratumba, con gran riqueza de detalles. Y por último se relataba la glorificación del alma en su viaje sobre la barca del dios Re, atravesando el cielo sobre Egipto hasta llegar al tribunal del dios Osiris, donde el corazón del suplicante (equivalente egipcio del alma) sería pesado para determinar si merecía la vida eterna.